Por qué el Hombre Lobo no puede igualar la grandeza del Hombre Invisible

Por qué el Hombre Lobo no puede igualar la grandeza del Hombre Invisible

Leigh Whannell vuelve a la silla del director con una nueva versión de un clásico muy querido de Universal Monsters, pero su último trabajo, Wolf Man, se queda corto en comparación con su aclamado trabajo, The Invisible Man. Estrenada en 2020, esta película anterior presentaba a Elisabeth Moss en un papel desgarrador, interpretando a una mujer que huye de una relación violenta con un poderoso ingeniero óptico. Cuando su expareja desarrolla un traje de invisibilidad de última generación, lo usa para imponerle terror psicológico, creando una narrativa escalofriante que mezcla eficazmente el horror con temas del mundo real.

El hombre invisible: una fusión perfecta entre el terror y la realidad

La invisibilidad de Griffin: un reflejo del trauma persistente del abuso

Ninguno

La narrativa de El hombre invisible entrelaza hábilmente las convenciones del terror con las duras realidades del abuso doméstico. La capacidad del personaje Griffin de volverse invisible sirve como metáfora del trauma psicológico que las víctimas sufren mucho después de escapar de sus abusadores. Incluso en su nueva libertad, Cecilia siente el peso opresivo de su presencia, lo que ilustra cómo las cicatrices psicológicas pueden persistir de manera inquietante. Esta intrincada conexión entre el terror ficticio y los problemas sociales crea una poderosa experiencia cinematográfica.

El hombre lobo: temas inconexos de trauma y horror

Diálogos poco sutiles que reducen el impacto

Ninguno

En marcado contraste, Wolf Man de Whannell lucha por fusionar de manera cohesiva sus elementos de terror con el tema del trauma generacional. La trama gira en torno a Blake, quien lidia con un legado oscuro cuando su padre, transformado en hombre lobo, le infunde miedo y finalmente le lega esta maldición a la hija de Blake. La película intenta usar estos elementos sobrenaturales como alegorías del trauma generacional, pero falla en la ejecución. La integración temática se siente forzada, carente del matiz observado en The Invisible Man.

La trama, aunque rica en potencial, a menudo recurre a diálogos demasiado pesados. Por ejemplo, Blake le dice directamente a su hija que los padres se esfuerzan por proteger a sus hijos, pero irónicamente pueden causar las mismas heridas que intentan prevenir. Este enfoque tan evidente resta profundidad a la película, ya que simplifica en exceso dinámicas emocionales complejas. En lugar de explorar las realidades matizadas de la crianza de los hijos, el guion recurre a clichés, lo que socava el peso de sus temas.

Si bien el concepto en sí (una narrativa de terror entrelazada con un drama familiar) tiene mérito, Wolf Man en última instancia no logra conectar bien su marco de terror con el comentario que pretende hacer sobre el trauma generacional. La capa sobrenatural parece agregada inadvertidamente en lugar de ser una continuación perfecta de la exploración temática.

Para mejorar la narrativa, El hombre lobo se beneficiaría de un enfoque más sutil de sus temas, que permitiera a los espectadores establecer conexiones por sí mismos en lugar de que se les exponga explícitamente. Una buena narrativa suele arrojar luz sobre relaciones complejas sin recurrir a una exposición directa.

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