
El expresidente Donald Trump ha expresado su frustración por la pérdida de dominio de Estados Unidos en la industria de semiconductores. En lugar de culpar únicamente a Taiwán, Trump ahora atribuye esta caída a los errores de gobiernos anteriores.
La visión de Trump: recuperar una cuota significativa del mercado de chips
Bajo la nueva administración estadounidense, el sector de semiconductores doméstico está experimentando un crecimiento sustancial. Empresas como TSMC están expandiendo sus operaciones en Estados Unidos para eludir los aranceles impuestos durante la presidencia de Trump. Además, empresas estadounidenses como Intel están recibiendo una atención política significativa debido a su papel fundamental en el mercado. Recientemente, durante un discurso en la Oficina Oval, Trump destacó la época de auge de Intel bajo el liderazgo de Andy Grove, lo que sugiere que se vislumbra un resurgimiento de ese dominio.
Trump habla hoy desde la Oficina Oval:
– Reconoce la importancia de los chips para el panorama global
– Reconoce a Andy Grove de Intel como un líder destacado
– Afirma que la industria de los chips fue “robada” de los EE. UU.por Taiwán.
– Importante: Lo atribuye a los fracasos de los presidentes pasados… pic.twitter.com/LqhUX7n30O
— A2THEZ (@awakenowzone) 7 de marzo de 2025
Trump comentó: “Teníamos a Intel bajo la dirección de Andy Grove, un individuo muy inteligente y duro. Después de su muerte, el liderazgo flaqueó, lo que llevó a un declive en nuestro negocio de chips. Ahora, está prácticamente monopolizado por Taiwán. Les doy crédito por su éxito, pero considero responsables a los líderes anteriores por permitir este cambio. Nuestro objetivo es recuperar una parte sustancial de la industria”.
La actual administración estadounidense parece decidida a recuperar la producción de semiconductores en suelo estadounidense, ya sea mediante maniobras políticas o inversiones estratégicas. El compromiso de TSMC de invertir 165.000 millones de dólares en cinco instalaciones en Arizona, junto con un nuevo centro de I+D, subraya la dedicación del gobierno a impulsar la producción nacional de semiconductores.

Curiosamente, Trump ha admitido que la reubicación de la producción de chips a Taiwán no debe caracterizarse como “robo de tecnología”, sino como resultado de errores administrativos anteriores. Sin embargo, el desafío sigue vigente: la transferencia de la producción de Taiwán a Estados Unidos implicará importantes obstáculos financieros y logísticos, incluidas extensas transferencias de tecnología que es poco probable que el gobierno taiwanés apruebe.
De cara al futuro, la trayectoria de la industria de chips de Estados Unidos parece colocar a empresas como Intel a la vanguardia de este panorama en evolución. El resultado de estas iniciativas tendrá un gran impacto en el futuro de la fabricación de semiconductores en Estados Unidos.
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