Reseña de la temporada 3 de ‘Yellowjackets’: El encuentro perverso no da descanso mientras comienza un nuevo episodio

Reseña de la temporada 3 de ‘Yellowjackets’: El encuentro perverso no da descanso mientras comienza un nuevo episodio

Mientras la primavera cubre los bosques, el querido equipo de fútbol de Yellowjackets emerge del largo y duro invierno. Este cambio de estación trae consigo un destello de esperanza, aunque frágil para un grupo que se creía perdido. Sin embargo, fiel a su estilo, Yellowjackets da a entender que, si bien el clima puede ser templado, los peligros que acechan bajo la superficie siguen sin resolverse.

Pequeños spoilers de la temporada 3 de Yellowjackets a continuación

El esperado estreno de dos episodios nos devuelve a la narrativa tras el revuelo emocional del final de la segunda temporada. Mientras la trama continúa cambiando entre dos líneas temporales distintas, los fans siguen lidiando con la impactante desaparición de la adulta Natalie Scatorccio (interpretada por Juliette Lewis).Los guionistas de Yellowjackets han elaborado magistralmente el estreno para abordar el vacío dejado por un personaje tan importante.

El reparto de esta temporada despierta el entusiasmo por las nuevas tramas. En particular, vemos una exploración más profunda de la relación entre Van (Lauren Ambrose) y Taissa (Tawny Cypress) ya adultas. Además, Shauna (Melanie Lynskey) ya adultas sigue siendo un personaje atractivo, especialmente notable cuando se contrasta su comportamiento actual con el de su fogosa contraparte adolescente (Sophie Nelisse).

Los flashbacks de Shauna adolescente resaltan la profunda rabia que ella, con razón, siente. La yuxtaposición de su intensidad juvenil con su personalidad adulta más moderada enriquece la estructura narrativa del programa. El dolor se manifiesta de maneras complejas y parece que la serie finalmente está comenzando a desprenderse de estas capas emocionales.

El impacto de la ausencia de Natalie

Las consecuencias de la muerte de Natalie resuenan a lo largo de esta temporada. La hija de Shauna, Callie (Sarah Desjardins), que fue testigo de la tragedia, se ve consumida por la búsqueda de respuestas. Mientras tanto, Shauna se hunde en la confusión, luchando por mantenerse a salvo ella y su hija. La reaparición de Lottie (Simone Kessell) adulta solo complica las cosas aún más, ya que Callie se obsesiona con descubrir la verdad sobre el complejo y Shauna lucha por evitar que sus caminos se crucen.

Un trasfondo de misterio sigue presente en Yellowjackets, especialmente a través del personaje de la adolescente Lottie (Courtney Eaton).Es fundamental recordar que lo que está en juego en la serie se extiende más allá de las narrativas inmediatas. La tercera temporada plantea preguntas intrigantes que piden una resolución: ¿qué hace que los árboles griten y qué es exactamente lo que está experimentando el grupo en el inquietante bosque?

Una serie de malas decisiones para una narración apasionante

Siempre se puede confiar en Yellowjackets para presentar personajes envueltos en decisiones desastrosas que, sin querer, impulsan la trama. En la línea temporal de los adultos, estas mujeres llevan las cicatrices del trauma, su vínculo único (difícil de comprender para los extraños) plantea preguntas sobre su salud general. Mientras tanto, en la línea temporal de los adolescentes, las jóvenes luchan por sobrevivir, apenas se aferran a su cordura y cometen errores que son en cierto modo comprensibles dado su entorno de alto estrés.

La adolescente Natalie (Sophie Thatcher) comienza a brillar esta temporada, mostrando su impresionante repertorio. Tras haber destacado recientemente en proyectos de terror como Heretic y Companion, Thatcher ofrece una interpretación experimentada que subraya su importancia en la línea temporal de los adolescentes. El público está ansioso por ver cómo evoluciona su historia a lo largo de la temporada.

En definitiva, los temas de la rabia, el dolor y la culpa son los motores de Yellowjackets. Ahora que estos elementos resuenan en ambas líneas temporales, los espectadores se preguntan: ¿cuánto peor puede llegar a ser la situación? Una cosa es segura: el público está pegado a sus pantallas esperando respuestas.

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