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El final de ‘What We Do In the Shadows’ presenta la referencia más perfecta

El final de ‘What We Do In the Shadows’ presenta la referencia más perfecta

Crear el final perfecto para una serie es un desafío formidable y muy pocos programas lo logran. Si bien algunas series memorables han ofrecido finales espectaculares, otras han dejado a los fanáticos con una sensación de traición. Sin embargo, What We Do in the Shadows concluyó con un final impecable que resuena maravillosamente entre su audiencia.

Esta comedia de FX, inspirada en la querida película de Taika Waititi y Jemaine Clement, irrumpió en nuestras pantallas en 2019 y cautivó a los fanáticos durante seis temporadas extraordinarias. Se ha convertido en una piedra de toque cultural, con frases memorables como la icónica declaración de Matt Berry: «My sweet cheese, my good time boy». A medida que el polvo se asienta tras la conclusión del programa, el final de la serie, acertadamente llamado «The Finale», ofrece una despedida satisfactoria para su devota base de fanáticos.

Un momento destacado del final es el de Nadja, interpretada por Natasia Demetriou, que hipnotiza a los espectadores para que visualicen su conclusión ideal para la serie. Una visión particularmente nostálgica hace referencia al final clásico de The Bob Newhart Show, en el que Nandor (Kayvan Novak) y Guillermo (Harvey Guillén) se despiertan uno al lado del otro y revelan que sus aventuras fueron simplemente un sueño caprichoso. Este giro imaginativo ofrece a los fanáticos una encantadora realidad alternativa en la que los dos personajes son una pareja.

Sin embargo, los aspectos más conmovedores del final real giran en torno a la búsqueda de Guillermo para cerrar el capítulo. Contemplando una salida dramática, pretende irse de la casa y abandonar Nandor para siempre, pero en última instancia, el corazón de la narrativa reside en el afecto genuino que comparten estos personajes. En una emotiva despedida, Guillermo cierra su ataúd pero regresa inesperadamente para revelar que su partida fue solo para aparentar, afirmando su amistad esta vez en serio.

Adios a mis amados vampiros

What We Do in the Shadows ha sido una serie notable que brilló precisamente porque sus personajes se mantuvieron consistentes y cercanos. El entorno (una casa de Staten Island donde los vampiros luchan por desenvolverse en la vida) sirvió como el telón de fondo perfecto para sus desventuras, enfatizando el enfoque central del programa: una exploración divertida de los desafíos que enfrentan los vampiros ineptos en Estados Unidos.

La dinámica dentro del grupo no hizo más que intensificar el humor. Los intentos incesantes de Nandor por afirmar su fuerza, la búsqueda de Guillermo por descubrirse a sí mismo y la capacidad de Colin Robinson (Mark Proksch) de aburrir a todos hasta hacerlos dormir fueron los ingredientes perfectos para el éxito de la comedia.

Al despedirme de un programa que nos regaló citas atemporales y momentos memorables (una frase como “El bastardo más astuto de la ciudad de Nueva York” seguramente se me quedará grabada en la memoria), me consuela saber que terminó con una nota alta. Aunque fácilmente podríamos haber disfrutado de 15 temporadas de What We Do in the Shadows, la decisión de concluir con seis temporadas nos permite apreciar verdaderamente su legado. La idea de hacia dónde se aventurarán Nandor y Guillermo a continuación, o cómo Laszlo interactúa con sus creaciones, permite que el espíritu del programa siga vivo en nuestra imaginación y en el amor colectivo por él.

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