«Siempre podemos volver atrás»: exjefe comercial de Trump optimista sobre la recuperación de Estados Unidos tras los aranceles fallidos

«Siempre podemos volver atrás»: exjefe comercial de Trump optimista sobre la recuperación de Estados Unidos tras los aranceles fallidos

Las políticas económicas requieren un enfoque matizado en lugar de un mecanismo simplista de cambios intermitentes. Según Robert Lighthizer, exjefe de Comercio del presidente Trump, existe la creencia de que Estados Unidos podría recuperarse fácilmente si las estrategias económicas de Trump fracasaran.

Lighthizer ha posicionado a China como una amenaza existencial para los intereses estadounidenses, afirmando que una sólida fuerza militar y económica son esenciales para contrarrestar su ascenso. Actualmente se desempeña como asesor no oficial de Trump, Lighthizer es un firme partidario de la imposición de aranceles, argumentando que esta medida es necesaria para restablecer el equilibrio en las relaciones comerciales. Destaca cuestiones como las usurpaciones de patentes tecnológicas y el espionaje como justificaciones para implementar aranceles significativos contra China.

Durante una reciente entrevista con Scott Pelley en 60 Minutes, Lighthizer se enfrentó a una pregunta crucial : “¿Cuáles son las probabilidades de que esté equivocado?”.Esta pregunta abordaba las implicaciones económicas a largo plazo de los aranceles y la reducción del comercio. Aunque Lighthizer expresó cierta incertidumbre sobre la eficacia de sus políticas, minimizó los riesgos potenciales y afirmó: “Si hacemos esto en diez años y no funciona, podemos volver atrás y volver a fracasar como lo hemos hecho en el pasado”.

Esta afirmación genera dudas, sobre todo si se tiene en cuenta el contexto histórico en el que los aranceles han demostrado ser a menudo ineficaces. Lighthizer aboga por una disociación de China y la aplicación de aranceles sustanciales, aparentemente sin tener en cuenta los posibles efectos adversos sobre las alianzas de larga data.

Lecciones de la Gran Depresión

La Ley Arancelaria Smoot-Hawley de 1930 suele citarse como ejemplo aleccionador. Esta legislación introdujo un arancel del 20% a las importaciones de numerosos productos extranjeros en un intento de proteger a las industrias nacionales. Sin embargo, provocó una marcada caída del comercio mundial y represalias por parte de 25 países, un resultado que resultó abrumadoramente perjudicial. El presidente Roosevelt reconoció la necesidad de un cambio y comenzó a reducir los aranceles, lo que demostró que el aislacionismo no es una política sostenible.

Trump describió los aranceles como una carga impositiva que se impone a los países extranjeros, en lugar de un costo adicional para los consumidores estadounidenses. Sus partidarios tenían la esperanza de que estas políticas fomentarían el crecimiento del empleo y protegerían a las empresas locales. Sin embargo, el alcance de sus medidas arancelarias parece estar dirigido principalmente a China, Canadá y México.

Este enfoque podría alejar a socios comerciales clave, lo que llevaría a las corporaciones a transferir los costos arancelarios a los consumidores. Cabe destacar que sectores como la tecnología y la manufactura pueden enfrentar desafíos significativos, que podrían llevar a despidos en su intento de mitigar los crecientes gastos. Además, las pequeñas y medianas empresas podrían ser particularmente vulnerables a estos mayores costos de importación. Si bien Lighthizer sugiere que Estados Unidos puede darse el lujo de experimentar con estas políticas, un fracaso de las estrategias económicas de Trump podría, en última instancia, resultar en cargas financieras sustanciales para el ciudadano estadounidense promedio.

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