
Fuji TV, una de las cinco principales cadenas de televisión de Japón, está envuelta en un importante escándalo sexual que tiene implicaciones de largo alcance. El escándalo está marcado por acusaciones de sobornos, una turbulenta conferencia de prensa de diez horas, renuncias de alto perfil y una marcada retirada de anunciantes de la cadena.
Esta situación puede ser un momento decisivo en lo que respecta al trato que reciben las empleadas en las empresas japonesas. Sin embargo, los medios estadounidenses han retomado esta historia recientemente y se han centrado en su posible impacto en las principales producciones de anime, incluida la serie mundialmente popular One Piece.
¿Qué está pasando en Fuji TV?
En el centro del escándalo se encuentra Masahiro Nakai, un exmiembro de la famosa banda de chicos de los 90 SMAP que pasó a tener una exitosa carrera televisiva. Nakai, conocido por presentar numerosos programas en Fuji TV, enfrenta serias acusaciones de agresión sexual derivadas de una cena en junio de 2023. Un alto ejecutivo de Fuji TV está acusado de orquestar esta cena, una acusación que la cadena ha negado vehementemente.
Un informe de The Diplomat revela que la víctima, conocida como “X” por los medios, contó su experiencia a una locutora de Fuji TV, lo que posteriormente fue transmitido a la alta dirección. A pesar de ello, los ejecutivos supuestamente no llevaron a cabo una investigación adecuada sobre las acusaciones.
Un informe de diciembre de 2024 de *Shukan Bunshun* reveló que Nakai y la mujer supuestamente habían llegado a un acuerdo por la asombrosa suma de 90 millones de yenes (aproximadamente 580.000 dólares).Esta revelación desató acusaciones de una cultura de encubrimiento más amplia entre la gerencia de Fuji TV.
El 17 de enero de 2025, Fuji TV celebró su primera conferencia de prensa destinada a abordar la indignación pública. Desafortunadamente, sus intentos fracasaron, ya que el presidente de la cadena reveló que tenía conocimiento del incidente seis meses antes de que se conociera la noticia, lo que generó más dudas sobre la transparencia de la cadena.
La reacción fue rápida y casi la mitad de los anunciantes de Fuji TV, incluidas las principales marcas como Nissan, Toyota y Shiseido, retiraron sus patrocinios. Este éxodo masivo de anunciantes hizo sonar las alarmas sobre la viabilidad financiera de la programación actual de Fuji TV, incluida *One Piece*, que, aunque producida por Toei Animation, está financiada por la participación accionaria de Fuji TV.
Fuji TV intentó recuperarse de las consecuencias con una conferencia de prensa posterior el 27 de enero de 2025. Con una duración de más de diez horas, esta sesión fue una de las más largas de la historia, caracterizada por intercambios de confrontaciones entre periodistas y ejecutivos de la cadena, quienes continuaron negando cualquier participación o reconocimiento de las acusaciones de agresión sexual. Después de este tumultuoso evento, tanto el presidente, Koichi Minato, como el presidente principal renunciaron a sus cargos.
Por qué importa este escándalo
Aunque los directivos de Fuji TV han rechazado las acusaciones de culpabilidad de la cadena, sin darse cuenta han puesto de relieve problemas sistémicos dentro de la empresa. Como señaló AP News, los ejecutivos de la cadena reconocieron que históricamente el personal femenino ha participado en eventos con figuras masculinas, aunque negaron cualquier relación transaccional.
El ex presidente Koichi Minato describió estos eventos como “relajados y amistosos”, pero luego reconoció que algunas empleadas pueden haberse sentido presionadas para asistir a reuniones organizadas por sus superiores.
Esta dinámica social persistente tiene implicaciones más amplias, arraigadas en una cultura que pone en riesgo la comodidad de las mujeres en los entornos profesionales. Un conmovedor relato de una periodista en *The Mainichi* ilustra los desafíos que enfrentan las mujeres en el mundo empresarial japonés:
Si una «persona importante» asistía a una reunión, a las asistentes femeninas como yo (que ni siquiera eran colegas) se les pedía que se sentaran junto a esa persona. Se los promociona como «asientos especiales», pero se espera que las personas que se sientan allí sirvan bebidas y comida. Si bien las interacciones cercanas a veces ofrecían información valiosa, las conversaciones a veces se volvían burdas. Cuando eso sucedía, me excusaba para ir al baño y cambiaba de asiento en silencio al regresar. Sin embargo, si los asientos junto a la «persona importante» permanecían vacíos durante demasiado tiempo, me sentía culpable.
El periodista concluyó: “Esta controversia ha puesto de relieve problemas profundamente arraigados en la sociedad japonesa”.
En una entrevista con Yahoo! News, la activista del movimiento #MeToo Shiori Ito expresó su decepción por la forma en que los medios de comunicación han manejado este escándalo, argumentando que la protección de las figuras poderosas a menudo tiene prioridad sobre las necesidades de las víctimas. Este sentimiento permea incluso la cobertura en inglés, como señaló *The Japan Times*, que cuestionó si era humano someter a los ejecutivos de edad avanzada a un escrutinio prolongado, eclipsando el verdadero problema en cuestión.
A medida que se desarrolla este escándalo, existe un atisbo de esperanza de que la indignación, la amplia cobertura mediática y la retirada de los anunciantes puedan conducir a un cambio significativo en la cultura corporativa de Japón. El diálogo continuo y el intercambio de experiencias personales son vitales para garantizar que las viejas normas sean cada vez más difíciles de mantener.
Como fanático devoto de One Piece, reconozco las angustiosas implicaciones que este escándalo tiene para la serie. Sin embargo, la preocupación más apremiante sigue siendo el aspecto humano de esta narrativa en desarrollo.
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