TikTok se enfrenta a la posibilidad de ser prohibido en Estados Unidos, pero el expresidente Donald Trump parece estar manteniendo una estrecha relación con el director ejecutivo de la empresa, Shou Zi Chew. ¿Qué motiva esta inesperada alianza?
En un sorprendente giro de los acontecimientos, Trump parece estar aprovechando la frustración pública por la prohibición de TikTok para reforzar su posición política. Recientemente invitó a Chew a Mar-a-Lago, donde celebraron una conferencia de prensa centrada en la popular plataforma de redes sociales. En medio de las deliberaciones en curso en la Corte Suprema sobre una ley que podría hacer cumplir la prohibición, Chew había solicitado previamente una reunión con Trump incluso antes de su investidura.
Durante la conferencia de prensa, Trump afirmó: “Vamos a echarle un vistazo a TikTok. Siento un cariño especial por TikTok porque gané entre los jóvenes por 34 puntos y hay quienes dicen que TikTok tiene algo que ver con eso”. Sin embargo, esta afirmación ha sido cuestionada por The New York Times , que indicó que la vicepresidenta Kamala Harris en realidad obtuvo más apoyo de los votantes más jóvenes en las encuestas de salida.
Es sorprendente observar cómo ha evolucionado la perspectiva de Trump sobre TikTok desde su primer mandato. En 2020, en medio de la creciente popularidad de TikTok, consideró que la aplicación era una «amenaza a la seguridad nacional» y aplicó activamente medidas para restringir su uso en Estados Unidos. Esta iniciativa se enfrentó a una enorme reacción negativa por parte de los influencers y el público en general, que se indignaron por la posible pérdida de su plataforma favorita.
¿Por qué Trump cambió su postura sobre TikTok?
El cambio de actitud de Trump se remonta a sus declaraciones durante la conferencia de prensa. Parece creer que TikTok jugó un papel en la mejora de su alcance, en particular entre los grupos demográficos más jóvenes. Si Twitter, bajo la gestión de Elon Musk, no hubiera enfrentado críticas, es concebible que Trump hubiera buscado tácticas de supresión similares también contra esa plataforma. Es probable que alguien de su equipo lo convenciera de alejarse de su posición inicial sobre TikTok.
Sin embargo, parece que Trump ha sido engañado en cuanto a su atractivo para los votantes más jóvenes. A pesar de sus afirmaciones, no consiguió un apoyo abrumador de este grupo demográfico. No obstante, la extraña situación plantea preguntas: si la información engañosa da como resultado la existencia continua de TikTok, ¿valdría la pena contarle mentiras sobre otros temas polémicos? Por ejemplo: “Los abortos son en realidad beneficiosos para los hombres, y apoyar los derechos de las personas trans podría aumentar sus posibilidades de reelección”. Tal vez un engaño absoluto podría mantener el statu quo.
El futuro de TikTok sigue siendo incierto. Si bien Trump ya no tiene autoridad absoluta para alterar por sí solo su destino, es interesante observar cómo cambia de rumbo en las decisiones que inicialmente defendió. Este comportamiento encapsula el patrón repetido de Trump de crear desafíos y luego posicionarse como la solución. Un verdadero ciclo de enjuagar, lavar y repetir.
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