
La estrella de Sister Wives, Janelle Brown, está atravesando con valentía su camino hacia la sanación tras la trágica pérdida de su hijo, Garrison Brown. En este momento difícil, está adoptando un nuevo plan de desintoxicación destinado a revitalizar su mente, cuerpo y espíritu, todo mientras lidia con la aparente rudeza de la concepción de Robyn Brown de una «familia central».La resiliencia de Janelle frente a un dolor tan profundo es verdaderamente asombrosa y resalta su fuerza, gracia y humildad.
A pesar de la incapacidad de Robyn para apreciar las admirables cualidades de las ex parejas de Kody Brown, Janelle continúa avanzando hacia su bienestar personal.
Transformando su vida
Merecer la felicidad
Mientras Janelle atraviesa el duelo, ha abierto su vida a sus fans. En su viaje de recuerdo, honra el legado de su hijo compartiendo su impacto positivo, fomentando la transparencia y la vulnerabilidad. En lugar de retirarse a la soledad, abraza su proceso de desintoxicación, del que habla abiertamente en las redes sociales, incluido su ambicioso plan de bienestar para 2025.
A diferencia de muchas personalidades de la telerrealidad que retratan una existencia perfecta, Janelle aborda con franqueza las dificultades que afectan a muchas personas: miedos, dudas e inseguridades. Su actitud proactiva para afrontar los desafíos de la vida es nada menos que heroica. No obstante, merece más apoyo, especialmente de otros miembros de la familia Brown, como Robyn, que parece caer en la inmadurez.
Los comentarios polémicos de Robyn Brown
Modales cuestionables


Robyn Brown parece estancada en su papel de “reina del baile” que ella misma percibe, lo que le recuerda sus días como la esposa favorita de Kody. Su tendencia a menospreciar a otras esposas (a menudo mediante comentarios pasivo-agresivos) ha persistido, lo que demuestra una falta de crecimiento. Por ejemplo, su reciente referencia a ella misma, a Kody y a sus hijos como el “núcleo familiar” fue un nuevo punto bajo para muchos y provocó críticas.
Su capacidad para manejar situaciones no ha disminuido; Robyn a menudo intenta mantener su inocencia mientras manipula sutilmente los resultados. Habla con nostalgia sobre la poligamia mientras considera a sus hermanas esposas como competidoras en lugar de aliadas. Es evidente que, a pesar de sus intentos de proyectar positividad, a menudo recurre a una retórica divisiva.
Al etiquetarse a sí misma como parte de una “familia nuclear”, Robyn no solo se distancia de los demás, sino que también revela inseguridades en su relación. Esta terminología equivocada sirve para reforzar una falsa sensación de armonía en lugar de reconocer la intrincada dinámica de sus vínculos familiares.
Si bien el enfoque de Robyn de dividir a las familias en “núcleos” puede ser un intento de afirmar su dominio, refleja problemas más profundos dentro de la relación de Kody y Robyn, que puede ser tan problemática como la de las otras esposas. Excluir a los hijos Brown de “otras” madres de este círculo íntimo solo perpetúa la agitación emocional y resalta el fracaso de Robyn para aceptarlos verdaderamente.
Mientras Janelle se esfuerza por reconstruir su vida en medio de su dolor, se encuentra luchando con el ego de Robyn y con los recuerdos de conflictos pasados, conflictos que Kody cultivó con mucho esfuerzo gracias al favoritismo. Janelle, junto con las otras esposas, ha luchado contra dificultades maritales y emocionales mientras Robyn disfrutaba de su posición privilegiada en una lujosa casa de Flagstaff.
Es fundamental entender que las exesposas de Kody no son “Cenicientas” ineficaces, sino mujeres fuertes que han soportado su cuota de dolor en una unión espiritual defectuosa. Las etiquetas y los relatos que Kody les impone son perjudiciales para su salud emocional y su autoestima. Janelle y sus compañeras han buscado el reconocimiento justo de sus necesidades y derechos dentro del contexto de sus relaciones.
Robyn, ahora aislada con Kody, se aferra a una dinámica cada vez más débil que ya no sirve a la familia colectiva. A medida que pasa el tiempo, su negativa a evolucionar junto con el resto de la familia genera más discordia. Esta insistencia en separarse a sí misma y a sus hijos del resto contradice cualquier afirmación de felicidad que profesa, ya que la satisfacción genuina no requeriría una postura tan mezquina.
Con sus acciones, Robyn refuerza sin darse cuenta las barreras que impiden la sanación familiar. Para ella es fundamental evaluar el impacto de sus palabras y del entorno que cultiva para los niños, quienes merecen un sentido de pertenencia y aceptación dentro de la estructura familiar, en lugar de sentirse marginados.
A sus 46 años, Robyn tiene una amplia experiencia de vida y debería reconocer los profundos efectos que sus palabras pueden tener en los demás. En lugar de involucrarse en juegos mentales o hacer comentarios divisivos, debe centrarse en fomentar la unidad y la sanación en la familia Brown.
Reflexionando sobre la profunda letra de una pieza de Leonard Cohen, interpretada por Jennifer Warnes, recordamos:
Ahora las llamas siguieron a Juana de Arco
mientras ella venía cabalgando a través de la oscuridad;
Sin luna que mantenga brillante su armadura,
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