
Assassin’s Creed sigue siendo una franquicia excepcionalmente popular, pero enfrenta desafíos importantes. Desde su creación a fines de la década de 2000, Ubisoft ha transformado esta serie de una simple aventura de acción histórica en una extensa antología de juegos de rol de mundo abierto. Si bien esta evolución ha tenido sus éxitos, también ha generado una mezcla de respuestas mixtas de los fanáticos y los críticos por igual.
El lanzamiento de Assassin’s Creed Valhalla marcó un punto culminante para la franquicia, pero las discusiones sobre el próximo título, Assassin’s Creed Shadows, han resaltado la precariedad actual de la reputación de la IP. En los últimos años, el interés en la serie ha disminuido, en gran parte debido a una historia cada vez más complicada y una mecánica de juego que corre el riesgo de estancarse. Aunque la fórmula actual aún puede dar cierto éxito, es evidente que sin una innovación genuina, la serie podría enfrentar rendimientos decrecientes. Un reinicio completo podría ser precisamente lo que se necesita para rejuvenecer la franquicia.
Por qué un reinicio completo podría ser el mejor camino a seguir para Assassin’s Creed





Assassin’s Creed ha perdido el rumbo
La narrativa de la franquicia Assassin’s Creed se ha vuelto cada vez más enrevesada y desarticulada. A diferencia de otras franquicias históricas como Metal Gear Solid o Kingdom Hearts, que logran tejer tramas complejas de manera caótica y aun así encantar a sus audiencias, Assassin’s Creed parece estar incorporando nuevos elementos de la historia sin una dirección o resolución claras. Cada nuevo juego parece más centrado en preparar el escenario para futuras entregas en lugar de ofrecer conclusiones satisfactorias.
Anteriormente, la serie parecía estar construyéndose hacia un final coherente con Assassin’s Creed 3, donde el viaje del protagonista Desmond Miles parecía tener un propósito. Se especuló que la narrativa culminaría en un juego de la era moderna que conectara los puntos de las entregas anteriores. Sin embargo, la trayectoria actual deja a la franquicia sin rumbo, con nuevos títulos aparentemente independientes que ofrecen protagonistas nuevos mientras complican la historia general sin un desenlace significativo.
Este desorden narrativo se refleja en la propia jugabilidad, que ha pasado de ser innovadora a seguir tendencias, tomando elementos de otros títulos exitosos como The Witcher y Dark Souls sin ofrecer un giro distintivo. En consecuencia, Assassin’s Creed corre el riesgo de perder su identidad única y convertirse en un juego de rol de acción genérico lleno de jugabilidad predecible, en lugar de servir como una serie cohesiva e innovadora.
Assassin’s Creed necesita una nueva y definitiva dirección creativa
En esencia, Assassin’s Creed puede describirse como una franquicia que vaga sin rumbo claro. La franquicia parece atrapada en un ciclo de reacciones a éxitos y fracasos anteriores, en lugar de evolucionar sus componentes centrales hacia una visión más amplia.
Un cambio radical respecto de la trama moderna y un enfoque renovado en el conflicto fundamental entre asesinos y templarios podrían ayudar a que la serie redescubra su carácter y atractivo únicos. De manera similar, la introducción de mecánicas de sigilo innovadoras, el alejamiento de los elementos sobrenaturales y el desarrollo de experiencias de juego más concisas e inmersivas podrían aliviar la fatiga del jugador que actualmente afecta a la franquicia. Además, la eliminación de las microtransacciones podría mejorar la satisfacción y la confianza del jugador.
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