Por qué no habilitaré esta función de Windows a pesar de la recomendación de Microsoft

Por qué no habilitaré esta función de Windows a pesar de la recomendación de Microsoft

La función de Inicio Rápido de Windows 10 y 11 ha llamado la atención por su capacidad para reducir significativamente los tiempos de arranque. Promocionada por Microsoft como una configuración recomendada, esta función permite a los usuarios encender sus PC con mayor rapidez. Pero hay más de lo que parece.

Aunque promete velocidad, el Inicio Rápido puede ocasionar diversas complicaciones. Al no apagar completamente el sistema, se sacrifica un nuevo inicio, lo que puede provocar fallos extraños, actualizaciones problemáticas y dificultades con dispositivos externos o configuraciones de arranque dual. En resumen, si bien el Inicio Rápido mejora la velocidad, a menudo perjudica la estabilidad.

Entendiendo el inicio rápido

El truco detrás del inicio rápido

Computadora portátil Lenovo que muestra la pantalla de inicio de Windows 11.
Crédito de la imagen: Pankil Shah

El Inicio Rápido parece una función sencilla que todos querrían habilitar para un arranque más rápido. Sin embargo, su funcionamiento es más complejo que simplemente optimizar el proceso de arranque. En lugar de apagar completamente el sistema, emplea un método similar a la semihibernación.

Durante un apagado típico, Windows cierra todas las aplicaciones y cierra la sesión del usuario, lo que garantiza un restablecimiento completo del sistema. Sin embargo, con el Inicio rápido activado, Windows mantiene el estado principal del sistema (el kernel y los controladores esenciales) en estado suspendido. Este estado se guarda en un archivo llamado hiberfil.sys. Por lo tanto, al volver a encender el dispositivo, Windows puede restaurarlo rápidamente en lugar de tener que empezar desde cero. A pesar del arranque más rápido, la desventaja es que el PC no se apaga realmente, sino que simplemente suspende su estado anterior.

Mi experiencia con Fast Startup

El costo de la velocidad

Opciones de virtualización en HP Omen BIOS.
Yadullah Abidi / MakeUseOf

Al principio mantuve el Inicio rápido activado porque era la configuración predeterminada. Sin embargo, el pequeño ahorro de tiempo empezó a generar pequeñas pero frustrantes complicaciones con el tiempo.

Estos incluían problemas como actualizaciones incompletas del sistema, problemas para reconocer unidades externas tras reinicios y un comportamiento errático de Windows, que en ocasiones parecía actuar con información obsoleta. Por ejemplo, después de actualizar la RAM, me desconcertó un comportamiento peculiar del sistema hasta que me di cuenta de que los restos del estado anterior del sistema almacenados en caché por el Inicio rápido estaban causando conflictos.

Además, si usas una configuración de arranque dual, el Inicio rápido puede bloquear ciertas particiones del sistema, dejándolas inaccesibles para otros sistemas operativos como Linux. Esto puede provocar la corrupción de datos, un riesgo importante que me llevó a desactivar el Inicio rápido permanentemente.

Cómo deshabilitar el inicio rápido

Guía paso a paso para desactivarlo

Si el Inicio rápido te trae más problemas que beneficios, desactivarlo es bastante sencillo. Así es como puedes hacerlo:

  1. Abra el Panel de control a través del menú de búsqueda.
  2. Seleccione Opciones de energía. Si no está visible de inmediato, es posible que primero deba hacer clic en Hardware y sonido.
  3. Haga clic en Elegir qué hacen los botones de encendido en la barra lateral izquierda.
  4. Haga clic en el enlace Cambiar configuraciones que actualmente no están disponibles.
  5. Desmarque la casilla denominada Activar inicio rápido (recomendado) y haga clic en Guardar cambios.

Una vez completado, tu ordenador se apagará por completo cada vez que lo apagues. Sí, puede que tarde un poco más en arrancar, pero te beneficiarás de un reinicio completo cada vez, evitando problemas imprevistos derivados de un estado del sistema en caché.

Formas alternativas de acelerar el tiempo de arranque

Estrategias para mejorar la velocidad de arranque

Deshabilitar aplicaciones 'iniciar al inicio' en Windows.

Desactivar el inicio rápido no significa sacrificar la rapidez del arranque. Existen métodos más inteligentes y eficaces para mejorar el rendimiento del sistema al iniciar.

Uno de los cambios más impactantes que implementé fue reducir la cantidad de programas de inicio. Muchas aplicaciones, como los clientes de almacenamiento en la nube y las utilidades en segundo plano, suelen añadirse a la lista de inicio, lo que provoca retrasos innecesarios.

Puedes administrarlos fácilmente accediendo al Administrador de Tareas, navegando a la pestaña Inicio y deshabilitando las aplicaciones que no necesites al arrancar. Además, desactivé algunos servicios en segundo plano innecesarios y tareas programadas que se ejecutaban innecesariamente con cada inicio.

En definitiva, aunque el Inicio Rápido ofrece una mejora de velocidad aparentemente atractiva, prefiero una experiencia más fiable. En sistemas equipados con SSD, la diferencia en el tiempo de arranque tras un apagado completo es insignificante, lo que me da la tranquilidad de un reinicio constante. Para usuarios con configuraciones de HDD, la hibernación puede ser una buena opción intermedia, ofreciendo un acceso más rápido y permitiendo reiniciar el sistema por completo cuando sea necesario.

Fuente e imágenes

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *