
T-Mobile ha estado trabajando activamente en la transición hacia un modelo de autoservicio, con el objetivo de reducir la dependencia de las interacciones en tienda. Sin embargo, esta estrategia ha sido percibida como agresiva por los clientes y parece ejercer una presión considerable sobre los empleados. Los informes indican que las tiendas corporativas están recibiendo críticas por promocionar la aplicación T-Life, y algunos clientes incluso están considerando cambiar de operador. El desafío no se limita a los puntos de venta oficiales de T-Mobile, ya que los minoristas externos también están contribuyendo a un creciente deterioro de la reputación de la compañía.
Preocupación en las tiendas Arch Telecom por el trato a los clientes mayores
Si bien las tiendas minoristas de T-Mobile, incluyendo a minoristas externos (TPR) como Arch Telecom, comparten la misma marca que las tiendas corporativas, operan independientemente de la administración directa de T-Mobile. Esta discrepancia suele generar experiencias inconsistentes para el cliente, lo que perjudica aún más la imagen general de la marca.
Informes recientes destacaron prácticas preocupantes en estos minoristas externos. Se reveló un incidente en el que clientes de T-Mobile fueron engañados con ofertas que luego resultaron ser engañosas, principalmente atribuidas a los TPR de Arch Telecom. Esta cuestión de integridad se ha convertido en un tema recurrente, y los empleados sufren la presión de vender planes lucrativos en lugar de atender las necesidades genuinas de los clientes.
Para agravar el descontento, un empleado de Arch Telecom compartió en Reddit una experiencia desalentadora: se les indicó a los empleados que rechazaran a personas mayores que buscaban el plan más económico para mayores de 55 años. La gerencia argumenta que la rentabilidad es la razón principal; consideran estos planes menos lucrativos. Esta actitud es particularmente desalentadora, considerando que muchos de estos clientes son personas mayores que dependen de opciones asequibles para administrar sus limitados ingresos.
La experiencia del empleado puso de manifiesto un cambio de enfoque, que se aleja del servicio al cliente y se centra en el cumplimiento de objetivos de ventas a corto plazo. Este cambio plantea un dilema para el personal, que debe elegir entre la seguridad laboral y el comportamiento ético. Según el empleado:
Ya no se trata de buenos negocios. Se trata de manipulación, avaricia e hipocresía corporativa. La misma alta dirección que promueve estas prácticas tóxicas elogia a los representantes que las siguen, hasta que T-Mobile «descubre» lo que está pasando. Entonces, de repente, dicen: «¡No teníamos ni idea!» y despiden a ese representante en el acto como si nunca hubieran sido cómplices. Lo he visto pasar tantas veces que es imposible contarlas.
Las condiciones se están volviendo cada vez más difíciles para los empleados, ya que Arch Telecom también ha comenzado a recortar las comisiones, lo que intensifica la presión sobre los trabajadores. Es crucial que T-Mobile intervenga antes de que la situación se deteriore aún más, pudiendo causar daños irreversibles a la reputación de su marca debido a las acciones de estos minoristas externos.
Deja una respuesta