
En los últimos tiempos, los organismos reguladores han intensificado sus medidas de control, especialmente contra las grandes empresas tecnológicas. Estas agencias se han mostrado dispuestas a imponer sanciones severas a las empresas que incumplen las normas legales. Google, en particular, ha sido objeto de un escrutinio considerable ante las acusaciones de dominio del mercado, con conversaciones que incluso sugieren una posible desinversión. Ahora, Meta se encuentra en una situación precaria, ya que la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC) ha iniciado una demanda antimonopolio en relación con sus adquisiciones de Instagram y WhatsApp, cuyo primer día de juicio está programado para el 14 de abril. Este próximo debate legal podría tener profundas implicaciones para la trayectoria de la compañía.
Próximo juicio de la FTC: un momento crítico para Meta
Meta se prepara para una confrontación legal crucial que podría transformar tanto el destino de la compañía como el panorama general de las redes sociales. Programada para comenzar el lunes, según informó Bloomberg, esta demanda tiene sus orígenes en 2020. Durante ese periodo, la FTC afirmó que la adquisición de Instagram y WhatsApp por parte de Meta constituyó un abuso de poder de mercado, creando en la práctica un monopolio que sofocó la competencia.
Para contextualizar, Meta adquirió Instagram en 2012, seguida de WhatsApp en 2014. La FTC argumenta que estas adquisiciones han neutralizado sistemáticamente a competidores potenciales, perjudicando así la innovación y reduciendo la calidad general de los servicios de Meta. La comisión señala una disminución en la calidad de la aplicación, la exacerbación de los problemas de privacidad y un aumento en la publicidad, destacando que la falta de competencia ha tenido efectos perjudiciales en la experiencia del usuario. La FTC se mantiene firme en su objetivo de garantizar que las fusiones no infrinjan las regulaciones antimonopolio, abogando por la división de estas entidades para fomentar un mercado competitivo.
En su defensa, Meta argumenta que la fusión le permitió ampliar significativamente su base de usuarios, alcanzando miles de millones de personas en todo el mundo. La compañía insiste en que opera en un entorno altamente competitivo, sosteniendo que las adquisiciones solo han intensificado la competencia, contrariamente a lo que afirma la FTC. Además, Meta sostiene que los organismos reguladores aprobaron estas adquisiciones en su momento, lo que cuestiona la imparcialidad de penalizarlas retroactivamente ahora. Meta también critica las definiciones de mercado de la FTC por ser excesivamente restrictivas, especialmente a la luz de los rápidos avances tecnológicos y los cambios en la dinámica del sector.
El juicio se desarrollará en Washington, D. C., y se prevé que las actuaciones duren aproximadamente dos meses. A pesar de los esfuerzos de Meta por presionar a figuras clave de la administración Trump y al presidente de la FTC, Andrew Ferguson, su influencia parece limitada a medida que avanza el caso. Si la FTC tiene éxito en su litigio, podría obligar a Meta a desinvertir en Instagram y WhatsApp, lo que tendría importantes consecuencias para la industria tecnológica, especialmente a medida que aumenta el escrutinio sobre las grandes empresas tecnológicas.
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