¿Te gusta cocinar o comer tus alimentos picantes? Los médicos y científicos están analizando los alimentos picantes de una manera completamente nueva. No sólo piensan en el gusto. Preguntan si comer cosas picantes podría ser bueno para el cerebro.
Un informe del Chinese Medical Journal dice que los alimentos picantes y picantes pueden ayudar a mantener el cerebro sano. Esto podría ser importante para detener un problema cerebral llamado enfermedad de Alzheimer.
Esta enfermedad dificulta que las personas recuerden cosas, piensen con claridad y actúen como lo harían normalmente.
Cómo los alimentos picantes podrían proteger contra la enfermedad de Alzheimer
El estudio, realizado por un grupo de investigadores chinos dirigido por Tian Ding-Yuan y sus colegas, analizó los hábitos alimentarios de 55 pacientes de Alzheimer y 55 sujetos cognitivamente normales de la misma edad y sexo.
También ampliaron su investigación para incluir a un grupo de 131 participantes sin deterioro cognitivo subjetivo. En general, se observó que aquellos que disfrutaban regularmente de comidas picantes tenían un mejor rendimiento cognitivo en comparación con aquellos que se abstenían.
Los científicos utilizaron una encuesta para averiguar con qué frecuencia y en qué cantidad comían los alimentos picantes.
Se llama Cuestionario de Frecuencia Alimentaria. Se dieron cuenta de que aquellos que comían comida picante con más frecuencia y en mayores cantidades obtenían mejores puntuaciones en una prueba que comprobaba qué tan bien funcionaba su cerebro. Esta prueba cerebral se conoce como Miniexamen del estado mental.
El sabor picante de la comida proviene principalmente de un compuesto químico conocido como capsaicina, que a menudo se encuentra en los chiles. Lo fascinante es que vieron una conexión entre esta capsaicina y algunas buenas señales que encontraron en el líquido alrededor del cerebro y la médula espinal.
Este líquido puede ayudar a comprobar la salud del cerebro y si existe la enfermedad de Alzheimer .
Necesidad de precaución y más investigación
Los hallazgos son especialmente relevantes en el contexto de los patrones alimentarios geográficos. En China, señala el estudio, el consumo de comida picante no es uniforme.
Las regiones occidentales, donde la dieta de la gente es tradicionalmente más rica en alimentos picantes debido al mayor uso de chiles, tienen una incidencia notablemente menor de Alzheimer en comparación con las zonas orientales.
El documento dice que en estas áreas occidentales hay una fusión entre las preferencias culinarias locales y resultados de salud potencialmente beneficiosos.
De hecho, una dieta saludable ha sido elogiada anteriormente como un componente crítico en la prevención y el tratamiento de diversas enfermedades, pero esta investigación va un paso más allá.
Al conectar la dieta con la cognición y el Alzheimer, el artículo aclara el vínculo entre las dietas ricas en capsaicina y su potencial protector contra el deterioro cognitivo.
Sin embargo, si bien las correlaciones son convincentes, los autores enfatizan la necesidad de una interpretación cautelosa. Las asociaciones que encontraron, aunque estadísticamente significativas, no establecen una relación de causa y efecto.
También hay que reconocer que el tamaño de la muestra es relativamente pequeño. Serán necesarios estudios más completos para fundamentar estos hallazgos iniciales y determinar si los alimentos picantes pueden desempeñar un papel para prevenir trastornos cognitivos como la enfermedad de Alzheimer.
No obstante, la perspectiva de que una dieta rica en capsaicina pueda influir en el estado cognitivo y las patologías cerebrales es tentadora tanto para los investigadores como para cualquier persona interesada en las propiedades beneficiosas de los alimentos.
El estudio allana tímidamente el camino para una mayor exploración científica que tiene como objetivo desentrañar los impactos de la dieta en la salud del cerebro.
La enfermedad de Alzheimer, caracterizada por el deterioro de las funciones cerebrales, lamentablemente carece de cura definitiva. Como tal, la comunidad científica se ha volcado cada vez más hacia la exploración de medidas preventivas en la lucha contra esta afección.
La investigación sobre el papel potencial de las dietas picantes complementa este cambio del tratamiento a la prevención y sugiere que elecciones diarias simples podrían tener implicaciones más profundas para la salud.
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