
Descargo de responsabilidad: ¡este artículo contiene SPOILERS de The Brutalist!
La película The Brutalist, dirigida por Brady Corbet, destaca este año por su narrativa convincente y sus personajes complejos. Una de las figuras más intrigantes de la película es Harrison Lee Van Buren, interpretado por Guy Pearce. La trama, ambientada en la América de posguerra, se centra en la vida de un arquitecto judío húngaro y su asociación con un mecenas adinerado. Aunque Adrien Brody asume el papel principal, la actuación de Pearce le ha valido elogios, incluida una nominación a Mejor Actor de Reparto en los Oscar.
Harrison Lee Van Buren: No se inspiró directamente en un individuo real
El Brutalista no presenta personajes del mundo real


A pesar de su profundo desarrollo de personajes, The Brutalist no se inspira en ninguna narrativa o personaje real específico. Si bien la película presenta una exploración plausible de dinámicas personales, sus personajes, incluido László Tóth (interpretado por Brody), son construcciones ficticias. Sin embargo, los elementos temáticos resuenan con las experiencias de muchos individuos de la vida real.
La película no se basa en un relato de hechos, sino en las experiencias vividas que reflejan su historia. Aunque László Tóth y Harrison Lee Van Buren no son figuras históricas, sus arcos argumentales simbolizan a los innumerables artistas y mecenas adinerados cuyas relaciones pueden reflejar tensiones similares. Además, la difícil situación de los sobrevivientes del Holocausto que buscan un nuevo comienzo en Estados Unidos, pero que se enfrentan a nuevos desafíos, agrega profundidad a la narrativa, mostrando la lucha entre la aspiración y la adversidad.
Influencias detrás de Harrison Lee Van Buren
Van Buren como arquetipo de la riqueza posterior a la Segunda Guerra Mundial

Harrison Lee Van Buren encarna al industrial arquetípico del siglo XX, una ilustración de la riqueza y la influencia que florecieron en los Estados Unidos de posguerra. Su personaje oscila entre la generosidad y el interés propio, mostrando una disposición a ayudar solo cuando eso favorece su imagen. Esta complejidad pinta a Van Buren como una figura más definida por sus finanzas que por su humanidad, lo que crea un intrincado juego de poder con Tóth que es central para la narrativa.
En general, The Brutalist invita a los espectadores a reflexionar sobre la interacción entre la clase social y la expresión artística, al tiempo que revela las corrientes subyacentes de la ambición personal y la ambigüedad moral.
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