
T-Mobile se encuentra actualmente en un panorama de cambios significativos en su esfuerzo por superar a la competencia. Recientemente, la compañía enfrentó críticas por obligar a consumidores y empleados a usar su aplicación T-Life, incluso en la tienda física, lo que frustró a muchos usuarios y llevó a algunos a considerar cambiar de proveedor. Para agravar estos problemas, se informa que las tiendas minoristas de terceros (TPR) de T-Mobile, operadas por Arch Telecom, están incurriendo en prácticas cuestionables, lo que genera una creciente inseguridad en los empleados.
Repercusiones de las acciones de un solo empleado: el caso de una tienda TPR de T-Mobile
Este incidente no es aislado; las tiendas T-Mobile TPR, bajo la dirección de Arch Telecom, han sido objeto de escrutinio previo por el trato que reciben sus empleados. A los clientes les suele resultar difícil distinguir entre las tiendas corporativas y los puntos de venta TPR, ya que ambas muestran la marca T-Mobile, lo que genera confusión. Como respuesta, T-Mobile se ha comprometido a mejorar la transparencia entre sus tiendas corporativas y los minoristas externos. Sin embargo, siguen surgiendo denuncias de mala conducta dentro de Arch Telecom.
Históricamente, los representantes de Arch Telecom se enfrentaban a una enorme presión para cumplir con métricas de ventas agresivas, lo que podía resultar en prácticas comerciales poco éticas que, en última instancia, decepcionaban a los clientes. A pesar del compromiso público de la compañía de restaurar la integridad de su red, persisten relatos preocupantes. Recientemente, un exempleado compartió en Reddit una experiencia angustiosa justo antes de su primer aniversario laboral, poniendo de relieve la problemática cultura de la tienda.
Según la publicación, la gerencia tomó la controvertida decisión de despedir a toda la plantilla tras un acto fraudulento por parte de un empleado. Este representante presuntamente activó 300 líneas nuevas, pero retuvo las tarjetas SIM asociadas a los clientes, usándolas en un dispositivo personal. Esta manipulación le permitió al empleado presentar las líneas como activas, impidiendo su desactivación por inactividad, mientras que las comisiones iban a parar a su bolsillo, presumiblemente sin el consentimiento del cliente.
Si bien la naturaleza del fraude justificaba una acción urgente, sancionar a todo el equipo por las acciones de un solo individuo plantea serias dudas sobre la imparcialidad. Medidas tan drásticas no solo afectan la moral, sino que también contribuyen a un clima de temor entre los empleados, quienes ya podrían sentirse vulnerables en sus funciones.
Hasta el momento, T-Mobile no ha emitido un comunicado oficial sobre este incidente, pero el malestar preexistente entre los empleados de Arch por prácticas comerciales desleales parece estar en aumento. Para T-Mobile, es fundamental mantenerse alerta ante las acciones de sus socios comerciales que puedan dañar la reputación de la marca.
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