
En 1995, el famoso astrofísico Carl Sagan hizo un inquietante pronóstico sobre el futuro de Estados Unidos. Un pasaje de su influyente libro, The Demon-Haunted World (El mundo y sus demonios ), ha vuelto a aparecer en Internet, en particular tras la investidura presidencial de Donald Trump. Este resurgimiento está suscitando debates sobre la validez de las ideas de Sagan en una era que cada vez parece más alineada con sus predicciones.
La usuaria de TikTok Em Curry (@em_curr) calificó las palabras de Sagan como “la predicción más aterradora, pero más brillante y precisa sobre Estados Unidos”.El texto que captó su atención describe una visión sombría: “Tengo el presentimiento de una América en la época de mis hijos o de mis nietos, cuando seamos una economía de servicios e información; cuando casi todas las industrias manufactureras clave hayan desaparecido en otros países; cuando los asombrosos poderes tecnológicos estén en manos de unos pocos, y nadie que represente el interés público pueda siquiera comprender los problemas…” Esta terrible evaluación es solo una faceta de un dilema más amplio.
Curry profundizó en la siniestra descripción que hace Sagan, afirmando: “Cuando la gente ha perdido la capacidad de establecer sus propias agendas o de cuestionar con conocimiento de causa a quienes tienen autoridad; cuando, aferrándonos a nuestros cristales y consultando religiosamente nuestros horóscopos, nuestras facultades críticas están en declive, incapaces de distinguir entre lo que se siente bien y lo que es verdad, nos deslizamos, casi sin darnos cuenta, de nuevo hacia la superstición y la oscuridad”.Este comentario subraya los temores de Sagan con respecto a la erosión del discurso racional y la responsabilidad pública.
Vivir en el futuro predicho por Sagan
Después de terminar el fragmento, Em Curry parecía perplejo y exclamó: “Tenemos que ponernos las pilas”.El futuro sobre el que advertía Sagan se ha materializado, desarrollándose gradualmente con el tiempo. Durante su vida, Sagan abogó por una mayor comprensión de la ciencia, instando a las personas, independientemente de sus antecedentes, a adoptar el método científico y el pensamiento crítico. Si bien este consejo puede parecer sencillo, la realidad es inherentemente compleja.
Hoy en día, nos encontramos en un panorama en el que la desinformación prospera. Creencias asombrosas, como la noción de que los políticos pueden influir en los patrones climáticos, coexisten con la distorsión deliberada de los hechos científicos para obtener ventajas políticas. Es alarmante que las tasas de alfabetización hayan disminuido y muchas personas tengan dificultades para obtener una educación superior debido a barreras financieras. Mientras el público se enfrenta a estos desafíos, la dura verdad es que no todos poseen las herramientas necesarias para navegar por la abrumadora afluencia de desinformación en línea.
Esta realidad plantea una necesidad apremiante de reevaluar nuestro enfoque de la educación, el compromiso cívico y el pensamiento crítico. Para abordar las preocupaciones proféticas de Sagan es posible que se requieran esfuerzos concertados para reforzar la alfabetización científica y un compromiso con el discurso racional en toda nuestra sociedad.
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