
En una decisión audaz, Apple recientemente dio a conocer una ambiciosa estrategia de inversión, destinando 500 mil millones de dólares a la expansión de sus operaciones de fabricación en Estados Unidos. Esta iniciativa no sólo pone de relieve el compromiso de Apple de impulsar la creación de empleo en el país, sino que también refleja las expectativas de la empresa con respecto a la actual administración en relación con su importante desembolso financiero.
Según informa Mark Gurman de Bloomberg, parece haber un acuerdo tácito entre el CEO de Apple, Tim Cook, y el expresidente Donald Trump. Este entendimiento presenta un escenario mutuamente beneficioso, en el que Trump atrae la atención por sus políticas de “Estados Unidos primero”, mientras que Cook busca términos ventajosos para Apple que podrían mejorar las perspectivas a largo plazo de la empresa.
Según Gurman, estas son las principales solicitudes que Apple ha presentado a la administración Trump:
- Mitigación de aranceles que podrían impactar los márgenes de ganancia.
- Apoyo a las empresas tecnológicas estadounidenses en sus enfrentamientos con las agresivas regulaciones de la UE.
- Una resolución a la demanda en curso del Departamento de Justicia contra Apple.
- Fomentar relaciones positivas entre Apple y el gobierno federal.
Se prevé que la importante inversión de Apple genere aproximadamente 20.000 puestos de trabajo en Estados Unidos durante los próximos cuatro años. Uno de los elementos clave de esta iniciativa es la creación de una planta de fabricación de servidores de inteligencia artificial en Houston (Texas), que está previsto que comience a funcionar en 2026. Además, Apple ha comprometido 10.000 millones de dólares para su Fondo de Fabricación Avanzada de Estados Unidos, cuyo objetivo es impulsar las iniciativas de investigación y desarrollo en suelo estadounidense. En colaboración con TSMC, Apple también ha inaugurado una planta de fabricación de chips en Arizona.
Este cambio estratégico hacia la producción nacional es en parte una respuesta a los aranceles impuestos por Trump a los bienes importados, en particular los provenientes de China, un actor esencial en la cadena de suministro de Apple. Esta no es la primera incursión de Apple en compromisos de inversión de alto riesgo en Estados Unidos; la compañía ya había revelado un plan de inversión de 430.000 millones de dólares durante el mandato del presidente Joe Biden.
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