Apple Mac Pro: celebra casi 20 años de formato torre y sigue vigente a pesar de las limitadas opciones de actualización.

Apple Mac Pro: celebra casi 20 años de formato torre y sigue vigente a pesar de las limitadas opciones de actualización.

La incursión inicial de Apple en la informática profesional comenzó con la Mac Pro, una máquina que influyó significativamente en la dirección de la compañía en el mercado de las estaciones de trabajo. El famoso diseño de «papelera» fue finalmente eliminado debido a problemas térmicos y limitaciones de rendimiento, lo que llevó a Apple a volver al formato de torre tradicional. Este cambio permitió la integración de los procesadores Xeon de Intel, allanando el camino para la línea actual, que ahora incorpora el chip M2 Ultra de Apple. Entonces, ¿qué impulsó a Apple a adentrarse en el mundo de las estaciones de trabajo? La respuesta está en su primera Mac Pro, que, después de casi 19 años, presentaba algunos de los componentes internos más avanzados de su época, aunque con desventajas en cuanto a la capacidad de actualización.

El origen del Mac Pro: una transición de PowerPC a Intel

La decisión de cambiar de procesadores PowerPC a procesadores Intel fue crucial para Apple. La línea de CPU Intel ofrecía una mayor eficiencia en el rendimiento por vatio, lo que obligó a Apple a adoptar este cambio, una decisión inusual entre sus competidores. Este cambio radical se anunció durante la presentación de Apple en la WWDC el 7 de agosto de 2006, donde el Mac Pro debutó con un diseño que recordaba al Power Mac M5, pero con una arquitectura interna evolucionada. Un factor clave para su rendimiento era que el Mac Pro estaba equipado con procesadores Intel Xeon serie 5100 «Woodcrest».

Equipada con chips de doble núcleo a 2, 60 GHz, la Mac Pro era compatible con una potente arquitectura de 64 bits. Los usuarios podían configurar la máquina con hasta 4 núcleos y 8 subprocesos, una hazaña impresionante en aquel entonces que permitía a los profesionales gestionar aplicaciones que consumían muchos recursos de forma eficiente. Además, la Mac Pro contaba con 16 GB de memoria DDR2 ECC distribuida en ocho ranuras, cada una a una frecuencia de 667 MHz. Sus amplias capacidades de expansión permitían añadir hasta cuatro bahías para unidades SATA de 3, 5 pulgadas, además de una bahía de 5, 25 pulgadas para la SuperDrive de Apple.

Además, ninguna estación de trabajo de alto rendimiento estaría completa sin una GPU potente. El Intel Mac Pro original incluía una NVIDIA GeForce 7300 con 256 MB de VRAM, algo que sorprendió a muchos entusiastas. Afortunadamente, cambiar la tarjeta gráfica por una alternativa más potente fue sencillo. El Mac Pro ofrecía amplias opciones de E/S, lo que permitía integrar diversos periféricos necesarios para tareas profesionales. Su icónico diseño de «rallador de queso», caracterizado por orificios perforados en la parte frontal, lo diferenciaba de sus predecesores, como el más ruidoso Power Mac G5, y esta estética continuó presente en los modelos posteriores de Apple.

A diferencia de la eficiencia de Apple Silicon, la necesidad de una caja de torre tradicional para los componentes parece excesiva hoy en día. Los procesos de producción de estas unidades son complejos y requieren un fresado meticuloso y una cantidad considerable de materias primas. Actualmente, el formidable chip M3 Ultra sigue siendo exclusivo de la línea Mac Studio. El futuro de las actualizaciones para el Mac Pro es incierto; sin embargo, independientemente de su evolución en la oferta de Apple, el Mac Pro siempre tendrá un significado especial en el corazón de sus usuarios.

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